Licda. Italy Asensio/Psicóloga Clínica
La salud mental es la capacidad de conservar el equilibrio de conseguir estabilidad en la vida cotidiana.
La estabilidad emocional es el trabajo de mantener lo interno y externo, lo visible y lo invisible, lo conocido y lo desconocido, lo temporal y lo eterno, lo antiguo y lo nuevo; conviviendo en armonía.
La rutina es la antesala para incorporar los buenos hábitos. La rutina son los ejercicios, compromisos, tareas y responsabilidades diarias que nos conducen a vivir en bienestar general.
El hecho de poder entender que para todo hay un momento y un lugar, va a traer como consecuencia seguridad, confianza y orden mental a la vida de la persona.
Cuando se dota de valor el trabajo y mantenimiento que requiere el mundo interior; la psique, las emociones y los procesos mentales internos que conducen al comportamiento de cada individuo, se llega a conocer la importancia de vivir en bienestar; pues la estabilidad emocional se convierte en un elemento fundamental para vivir con responsabilidad individual y colectiva. Se aprende a vivir en consciencia.
Las personas que logran estructurar sus días, encontrando espacio y tiempo para todas las demandas y presiones ambientales y sociales como lo son, el trabajo, las tareas del hogar, académicas, reuniones familiares, de colegas y amigos, etc. Al mismo tiempo que se balancea con la responsabilidad personal, como el auto cuidado, actividades de agrado, tiempo de descanso, pasatiempos, etc., alcanzará balancear su vida, manteniendo gusto por los días y sentido en cuanto a la existencia general o desenvolvimiento singular.
Cuando se entiende y vive desde la autonomía, se desarrolla el sentido de productividad, la confianza personal, el auto control, y por ende, la motivación intrínseca.
Cuando sabemos qué esperar del día, creamos memorias valiosas, únicas y agradables que se convierten en una especie de nuevas tradiciones, o tradiciones personales.
Los momentos se hacen más especiales, ya que sé que corresponde a mis días o que terreno estoy por pisar. Esto dota de salud mental, porque la rutina no es una imposición, pero si una elección personal, en cómo llevar a cabo mis días y la elección de que hago con los mismos en los diferentes espacios y tiempos que la vida me ofrece y regala.
Las rutinas son las paredes de una casa, dan forma, estructura y dimensión sobre la vida.
Todas las personas contamos con una energía vital interna que funciona en base a la alimentación, sueño, ejercicio, contactos y experiencias que mantengamos; por lo que dependerá de cómo se balanceen los días, y la consideración que se le dé a los factores
antes mencionados, para saber qué tan cargada o descargada estará mi energía. Si vivo con motivación o en desgano.
Las rutinas fomentan el establecimiento de prioridades y objetivos, dan visión y misión de vida.
Cuando se logra balancear la persona y el ambiente se vive en armonía, pues la tranquilidad de la certeza que vivo en libertad, desde mi capacidad de elección y decisión, dotando mi vida de las responsabilidades que quiero obtener y mantener encuentro la verdadera esencia y razón de ser. De ser una persona que vive en plenitud que por ende desprende, emana y manifiesta al alrededor todo aquello que quiere lograr y que reconoce como salud y bienestar.
