Para gozar de buena salud, se necesita de los riñones tanto como del corazón, los pulmones o el hígado. El aparato urinario es el sistema de drenaje del cuerpo para eliminar los desechos y el exceso de agua. Una de las principales funciones del riñón consiste en filtrar la sangre y eliminar o excretar los productos metabólicos de desecho y regular en el cuerpo el volumen de agua y electrolitos como sodio, potasio, cloro y bicarbonato.
Cualquier parte de las vías urinarias puede infectarse debido a la presencia de bacterias o microorganismos infecciosos que, según su ubicación, pueden aparecer en las vías urinarias altas, como en los riñones o en los uréteres; o en las vías bajas, como en la vejiga o en la uretra. Este tipo de infecciones es comúnmente causado por bacterias, aunque también pueden infectarse a causa de algunos virus, hongos y parásitos.
Por lo general, los microorganismos que provocan una infección entran en las vías urinarias de dos maneras: por la uretra o por el torrente sanguíneo, de donde pasa directamente a los riñones. Las mujeres contraen infecciones de las vías urinarias con más frecuencia porque la uretra (el tubo que va desde la vejiga hasta donde sale la orina del cuerpo) es más corta que la de un hombre, lo que facilita el ingreso de las bacterias en la vejiga.
Entre las infecciones urinarias más frecuentes, se pueden considerar las siguientes:
Uretritis: es la infección en la uretra producida por bacterias, hongos o virus. Las mujeres son más propensas a esta infección por la cercanía de la uretra y la vagina, y el corto desplazamiento de los microorganismos entre estos. Síntomas: dolor al orinar, si existe vaginitis.
Cistitis: es la infección de la vejiga, particularmente en las mujeres en período fértil. Puede ser una infección repetitiva. Síntomas: necesidad de orinar frecuente e imperiosamente, sensación de ardor o dolor al orinar. Algunas veces causa fiebre, incontinencia, dolor encima del hueso púbico y en la parte inferior de la espalda; orina turbia.
Ureteritis: es la infección de uno o ambos uréteres, que son los conductos que conectan los riñones con la vejiga.
Pielonefritis: es una infección bacteriana de uno o ambos riñones, que se da con más frecuencia en mujeres. Si es crónica, puede producir un daño irreversible al riñón, hasta provocar una insuficiencia renal crónica. Síntomas: escalofríos, fiebre, dolor en la zona lumbar, náuseas y vómitos. Alrededor de un tercio de personas que la padecen, tienen también cistitis.
Es importante prestar atención a cualquier síntoma que indique una posible infección de las vías urinarias, especialmente si se observa:
- Dolor o ardor al orinar.
- Fiebre, cansancio o temblores.
- Urgencia frecuente de orinar.
- Presión en la región inferior del abdomen.
- Orina con mal olor o con apariencia turbia o rojiza.
- Náusea o dolor de espalda (con menor frecuencia).
Prevención de infecciones de la vejiga
En las mujeres que presentan tres o más infecciones al año en la vejiga, las siguientes medidas serán de gran ayuda.
- Aumentar el consumo de líquidos e hidratarse constantemente.
- Consumir bebidas de jamaica o arándanos que contienen ácidos orgánicos que provocan que la orina se haga más acida deteniendo la proliferación de bacterias.
- Orinar frecuentemente.
- Orinar después de un breve tiempo tras haber mantenido relaciones sexuales.
- Evitar el uso de espermicidas si se utiliza un diafragma como método anticonceptivo.
Mantener una adecuada salud renal implica realizar ejercicio, alimentarse de manera sana, hidratarse constantemente y hacer exámenes de laboratorio periódicos, especialmente si se presentan algunos de los síntomas anteriores en las vías urinarias. Estos proporcionarán información relevante al médico para su adecuada detección y tratamiento.
Con información de NIPRO Medical Corporation