El acné es una enfermedad inflamatoria cutánea muy común sobre todo en adolescentes, generalmente afecta cara y a veces pecho y espalda. Si los padres tuvieron acné durante la adolescencia, es muy probable desarrollarlo también.
La buena noticia es que, el acné tiende a desaparecer casi por completo cuando se abandona la etapa de la adolescencia. Es una de las consultas dermatológicas más frecuentes, ya que afecta ocho de cada diez adolescentes entre los 13 y los 18 años En cuanto a las causas del acné se consideran cuatro factores básicos:
Aumento de la producción de sebo
En la adolescencia por el estímulo hormonal hay aumento en la formación de sebo.
Obstrucción del folículo
Si hay un exceso de sebo y demasiadas células dérmicas muertas, esto da lugar a que se obstruya el poro.
Colonización bacteriana por Propionibacterium acnés y otras bacterias
Al haber aumento en la producción de sebo esta bacteria que vive en nuestra piel, tiene las condiciones óptimas para crecer y causar acné.
Esto provoca la inflamación del poro observándose protuberancias enrojecidas y otros como puntos blancos.
Aunque no existe un vínculo 100% comprobado entre la dieta y el acné no está de más evitar lácteos y alimentos azucarados o grasos en exceso, (comida chatarra), sobre todo si es notorio que estos desencadenan lesiones de acné.
No todos los adolescentes tienen el mismo tipo de acné, puede presentar diferentes grados de severidad, desde lesiones ocasionales, hasta otras muy inflamadas y extensas. Existen muchos productos en el mercado de venta libre y otros recetados, las funciones de estos son: destapar los poros, otros reducen la producción de sebo, como los retinoides (derivados de la vitamina A), de administración oral y tópica. Antiinflamatorios y antibacterianos: mejoran los signos inflamatorios y reducen la población bacteriana.
Mientras tanto es importante no tocar o apretar los granos ya que puede ocasionar cicatrices, además que la grasa o suciedad en las manos puede empeorar el problema. Puedes iniciar lavando tu rostro con un gel mañana y noche, o después de sudar, si utilizas maquillajes, que sean a base de agua y siempre quitarlos antes de ir a dormir.
Consulta a tu dermatólogo para valorar cuál es la mejor opción terapéutica en tu caso.