Rocío Serrano/Ginecología y Obstetricia
En este preciso momento, en algún lugar del planeta, se encuentra una niña, atemorizada y confundida por falta de conocimiento sobre los cambios que ocurrirán o están ocurriendo en su cuerpo hacia la pubertad.
Es importante, principalmente para los padres de familia, aprender a generar un ambiente tranquilo y seguro en casa. Saber que ese proceso inicia desde la infancia temprana, que comprende desde los 0 a los 6 años de vida, informando con amor y respeto, según las inquietudes de la niña, utilizando palabras adecuadas, enseñando las partes de su cuerpo, las diferencias con el cuerpo del género opuesto, hacerla sentir segura y ayudarla a amar su cuerpo desde etapas tempranas, respondiendo cada duda que surja en su momento, esto brindará seguridad y empoderamiento cuando se pase a una infancia tardía hasta la preadolescencia.
Al mismo tiempo que surjan preguntas, los padres deben tener muy presente no dejar en un segundo plano las emociones, ya que serán un pilar importante para asumir los cambios físicos y psicológicos, mantener la comunicación en ambas vías, respetando su intimidad, de esta manera también sentirá más confianza en expresar lo que siente y no buscar información errónea fuera del núcleo familiar.
La pregunta de los padres: ¿Cuándo llevarla a su primer chequeo ginecológico?
Debemos reconocer y aceptar que la menstruación no es una enfermedad, es un proceso fisiológico, natural, tu hija sigue siendo una niña, una niña que menstrua, saber darle el valor a ese proceso, la importancia que ejercerá en su vida adulta, ayudarla a aceptar esos cambios desde la sutileza del amor, para que ella se sienta en este proceso una niña sana. Si el núcleo familiar tiene un médico de cabecera de confianza, puede seguir haciendo sus chequeos de salud, no es regla ir con un especialista en ginecología, recuerda que tu hija se tiene que sentir segura, en confianza, son cambios normales, y también así ella podrá detectar si algo no esta bien, te lo hará saber y será momento de ir con un especialista.
Informarse de signos de alerta que se deba consultar inmediatamente, por ejemplo: una pubertad precoz o tardía, masas en las mamas, infecciones genitales, sospecha de abuso sexual, inicio de relaciones sexuales, embarazo, menstruaciones muy abundantes, utilización correcta de métodos anticonceptivos, entre otros.
Si la llevan a un chequeo, recuerda que debe ser alguien que le genere confianza, si tu hija no se siente preparada, no la obligues, recuerda esos procesos son normales y son únicos en cada niña. El objetivo principal no es llevarla a un chequeo, es acompañar a tu hija durante todo el proceso de la menstruación, abrir la mente a nuevos horizontes, desmontar tabús y normalizar la feminidad de los procesos y cambios.
Recuerda: la manera en que afronten este proceso juntos y los cambios físicos y emocionales que conlleva, acompañaran a sus hijas durante toda su vida.
Algunos consejos para vivir esos cambios en familia:
■ Crear un ambiente de confianza y respeto para poder hablar con naturalidad los procesos fisiológicos y los cambios que estos generan.
■ No le digas a tu hija que cuando menstrúe ya no será una niña, esto puede traer un efecto psicológico y emocional negativo, que haga rechazar todo proceso fisiológico.
■ Si no te sientes preparado para platicar con tu hija, puedes acudir con un profesional en temas de salud, te puede dar herramientas que ayuden a desarrollar actividades de aprendizaje en familia.
■ No compares a tu hija con otras niñas del mismo núcleo familiar o fuera del mismo. Recuerda que todas son distintas, cada una crece a un ritmo distinto; será diferente cada proceso, y eso no significa que algo este mal.
■ Cuando realicen actividades, transmitan toda información de manera natural, hará que sus miedos no sean los miedos de los padres, que los tabús y frustraciones no sean trasladados de forma inconsciente hacia ellas por falta de información.
■ Recuerda que lo más importante, antes del tema anatómico y hormonal, son las emociones, dar normalidad a sus ciclos de una forma afectiva y efectiva, escúchala, recuerda LA INFORMACIÓN ES PODER.